Una Historia de la Pelota

El libro Una Historia de la Pelota, de José Antonio Azpiazu Elorza, nos introduce en un viaje a través del tiempo para descubrir lo que fue la pelota desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX. Una vez más, el autor nos vuelve a sorprender con su investigación exhaustiva sobre la historia de la pelota, en este caso, con una mirada a sus orígenes y a sus posibles influencias sobre la cultura vasca.

Rotundamente, sí. José Antonio Azpiazu ha buceado en actas notariales, pleitos y resoluciones municipales para rescatar noticias relacionadas con la pelota desde el siglo XVI hasta la internacionalización que, a finales del siglo XIX, propició la revolución personificada por Chiquito de Eibar.

¿La pelota, en principio un mero pasatiempo, pudo merecer hace doscientos, trescientos e incluso quinientos años la atención de estamentos oficiales hasta el punto de haber dejado una huella significativa en los archivos?

Entre las anécdotas que nos cuenta Azpiazu, descubriremos:

- Que los pelotaris aristócratas se enfrentaron en 1571 a las monjas y a la justicia de Valladolid por impedirles disputar un partido.
- Que en 1613 en Gasteiz se fabricaban pelotas de viento.
- Que los curas eran tan aficionados que llegaron a ser amenazados de excomunión.
- Que en 1813 tuvo lugar un grave conflicto en Lantizego a raíz de que un vecino se negaba a devolver las pelotas que se colaban en su casa desde el frontón.
- Que ya en 1511 el corregidor intentó limitar las apuestas en Markina.
- Que los de Arantza, armados con escopetas, reclamaron en 1680 a los de Gartzain para que les pagasen lo debido.
- Que en 1775 se disputó un famoso partido en Oiartzun fuertemente custodiado por alabarderos y arcabuceros con el fin de que no se jugasen cantidades superiores a lo reglamentado.

Todas estas historias, y muchas más, las podemos encontrar en el libro Una Historia de la Pelota de José Antonio Azpiazu Elorza. El autor es un experto en Historia de la Pelota Vasca, además de profesor de Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco y miembro del Observatorio Vasco de la Memoria Histórica. Su obra está disponible en nuestra librería. ¡No te lo pierdas!

¿La pelota, en principio un mero pasatiempo, pudo merecer hace doscientos, trescientos e incluso quinientos años la atención de estamentos oficiales hasta el punto de haber dejado una huella significativa en los archivos? Rotundamente, sí. José Antonio Azpiazu ha buceado en actas notariales, pleitos y resoluciones municipales para rescatar noticias relacionadas con la pelota desde el siglo XVI hasta la internacionalización que, a finales del siglo XIX, propició la revolución personificada por Chiquito de Eibar. Así, veremos a pelotaris aristócratas enfrentarse en 1571 a las monjas y a la justicia de Valladolid por impedirles disputar un partido, conoceremos que en 1613 en Gasteiz se fabricaban "pelotas de viento", sabremos de curas tan aficionados que llegaron a ser amenazados de excomunión o asistiremos a un grave conflicto en Lantizego en 1813 a raíz de que un vecino se negaba a devolver las pelotas que se colaban en su casa desde el frontón. Y, cómo no, también descubriremos que las apuestas siempre han acompañado a este juego. Lo haremos a través del intento del corregidor de limitarlas en Markina ya en 1511, la reclamación que los de Arantza, armados con escopetas, hicieron a los de Gartzain en 1680 para que les pagasen lo debido o un famoso partido en Oiartzun de 1775 fuertemente custodiado por alabarderos y arcabuceros con el fin de que no se jugasen cantidades superiores a lo reglamentado. Son noticias que, en conjunto, nos proporcionan una perspectiva novedosa, con frecuencia insólita, sobre este juego, tan vinculado a la idiosincrasia vasca que, como señaló un viajero perspicaz, en los pueblos de Euskal Herria se reservaba mejor sitio al frontón que a la iglesia.